Yo antes pensaba que ya estaba todo dicho

que la imaginación colectiva en su totalidad ya había

                explorado cada rincón de la experiencia

y eso quiere decir haber padecido cada tonalidad

de sombra en el sentido de los dolores

                de espalda o de afecto,

y acaso los dolores no son afectos o,

                               más bien,

afectarse no es acaso un poco como dolerse,

dejarse doler suavemente

                como ropas que deslizan por el cuerpo

                al salir y caer al piso

dejar que algo hermoso te duela con cariño

                que un par de días te duelan con sorpresa

                y desbordes y con

música con vino o sin vino pero

que la vida te duela un poquito,

                yo antes pensaba que no tenía que doler,

y ponele que antes yo asociaba el dolor con

cosas que dolían,

entendía que sufrir era sufrir solo,

sufrir jaquecas o resacas de culpa, que dolerse era

                limitarse al malestar sin potencia,

hundirse, caer de cara a tierra, inmóvil

sin ver que a mi alrededor todos también caen,

se hunden de cabeza y se duelen

                son atravesados por sentimientos de diferentes tamaños y grosores,

algunos crecen en la garganta y revientan

                en actos de locura o heroísmo que es algo parecido,

el punto es que la vida nos duele en todas las direcciones,

en dimensiones que se disparan lejos y desaparecen de vista,

                y estando aquí como estamos

                en la incertidumbre resuelta de estar

                en un presente constante y sin lugar propio

sabemos que dolerse no es estar herido,

aunque sepamos recibir daño a diario,

nos dolemos de a dos, de a ocho, de a muchos o a veces solos,

                la vista se nos nubla y la remamos, no nos pesca nadie,

sentimos que no nos dan las fuerzas y descubrimos ahí otro dolor nuevo,

                nos acostamos y nos levantamos y seguimos,

respirando como se pueda

y nos tratamos con un dolor de amigos,

nos mandamos largos saludos de cumpleaños

                densos y cálidos

en los que reímos y hacemos como si

nuestras vidas tuvieran un lugar

en la historia del globo.

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